El clima actúa como un factor fundamental en la
actividad turística, y dentro de ésta, constituye un elemento determinante en
la que hasta fechas recientes ha sido la modalidad turística hegemónica
indiscutible: el turismo litoral o turismo de “sol y playa”. Es por ello por lo
que los diversos estudios realizados en décadas anteriores se han centrado casi
exclusivamente en conocer las percepciones y preferencias climáticas de dicha
modalidad turística, manifestando un escaso interés por otras modalidades
turísticas o actividades diferentes a las que podemos encontrar en áreas
litorales. Sin embargo, desde hace relativamente poco tiempo, esa supremacía
del turismo litoral ya no es tan aparente. Nuevas demandas, nuevos espacios,
nuevas actividades de ocio. La consolidación de otros formatos turísticos es ya
una realidad, consolidación en la que destaca el turismo rural, el cual permite
desarrollar un sinfín de actividades de ocio y recreación, adaptándose así a
una sociedad cada vez más ecológica y ambiental. Una nueva modalidad turística
de la que, sin embargo, queda mucho por conocer, y es por esta razón por la que
surge la necesidad de afianzar el conocimiento en un campo de estudio casi
olvidado años atrás. Se trata, en definitiva, de ampliar el conocimiento sobre
las percepciones y preferencias climáticas en las diferentes modalidades
turísticas, centrando en este caso el interés en una de las actividades más
significativas dentro del sector de ocio/recreativo asociado a espacios
naturales y/o de montaña: el senderismo.